En la Alemania de la posguerra, Jutta Hipp fue una pionera del jazz. Tocó con los grandes de su época, fue elegida mejor pianista en un contexto dominado por los hombres y estaba considerada como Primera Dama del Jazz Europeo.

También fue la primera mujer blanca alemana a quien el célebre sello discográfico Blue Note publicó tres grabaciones con su propio nombre. Una auténtica sensación en ambos lados del océano a mediados de los años cincuenta.

Después, sin ninguna explicación oficial, se alejó de los escenarios y de los Estudios de grabación. Dejó de actuar, pero nunca perdió su entusiasmo por el jazz. Trasladó su creatividad a la poesía y, principalmente, al dibujo y a la pintura. Con poco más de treinta años, Jutta abandonó la música y decidió ganarse la vida anónimamente como costurera en una fábrica de ropa.

Jutta Hipp nació en Leipzig, República de Weimar, el 4 de febrero de 1925 y a los nueve años empezó a tomar clases de piano con un organista de iglesia. "Mi padre tocaba el piano y mi madre cantaba fatal", dijo en una entrevista que publicó la desaparecida revista Jazz News. Una amiga la introdujo en el mundo del jazz y, con tanto entusiasmo como escasez de medios económicos, empezó a coleccionar discos. Fats Waller, Count Basie y Jimmie Lunceford fueron sus primeros ídolos. Durante sus estudios en la Academia de Artes Gráficas, comenzó a improvisar por su cuenta y actuó como aficionada en una banda que tocaba en el "Hot Club" de Leipzig. Escuchaba en secreto las emisoras de radio prohibidas por los nazis, especialmente Radio Netherlands, con sede en Hilversum, y la BBC de Londres.

El jazz aportó alegría e ilusión a una vida gris y falta de alicientes. En una carta a un soldado estadounidense tras el final de la guerra, escribió:

"No podrás entenderlo porque naciste allí. Pero para nosotros, el jazz es una especie de religión. Tuvimos que luchar mucho por él. Recuerdo noches en las que no entrábamos en el refugio antiaéreo porque estábamos escuchando discos. Teníamos la sensación de que no erais nuestros enemigos. Y aunque las bombas caían por doquier, nos sentíamos seguros o, al menos, habríamos muerto oyendo una música hermosa".

Al acabar la Segunda Guerra Mundial, Jutta se comprometió públicamente con el jazz y, tras la liberación de Leipzig por los americanos, le surgieron oportunidades para actuar en su ciudad. Pero las cosas cambiaron con la ocupación rusa. A partir de ese momento, su habilidad como dibujante fue aprovechada por el partido comunista para el diseño de carteles propagandísticos. En busca de libertad, Jutta huyó con su novio y el hijo de su profesor de arte a la zona occidental, de noche y entre la niebla. Pero una vez en la zona ocupada por los aliados, sus acompañantes regresaron a Leipzig y Jutta se quedó sola, con sus discos, algunas fotos, cuadros y libros. No tenía más ropa que la que llevaba puesta. El primer vestido nuevo que pudo “lucir” estaba confeccionado con una manta del ejército. Para ganarse la vida, tocó en clubes americanos y alemanes, primero en Tegernsee y luego en Múnich (Baviera)

Al principio le atrajeron los pianistas del swing, como Teddy Wilson y Erroll Garner, a los que había escuchado en discos, pero su repertorio se amplió cuando descubrió los innovadores sonidos de Bud Powell y, sobre todo, de Horace Silver. El brillante estilo de Hipp cautivó a los oyentes de aquellos clubes. Podía tocar lo bastante rápido para seguir el ritmo del bop y con el suficiente sentimiento para interpretar canciones más lentas y melódicas.

En noviembre de 1948 nació su hijo Lionel, al que tuvo que ingresar en un orfanato porque no podía ocuparse de él. El padre del niño, un soldado americano negro, no podía reconocer su paternidad a causa de las estrictas normas de la época. El propio miedo existencial como madre soltera y la discriminación contra los "bebés morenos" en la Alemania de posguerra influyeron en la decisión de Jutta de no criar ella misma a su hijo. Una herida que no se cerró nunca.

Hacia 1950 ó 1951, un militar estadounidense registró en una cinta magnetofónica una actuación del pequeño grupo de Hipp en Múnich y envió una copia por correo al crítico y compositor Leonard Feather. Cuando éste escuchó la grabación, quedó impresionado con la actuación de Jutta al piano y quiso conocerla personalmente. Feather era un personaje prestigioso e influyente. Su actividad musical era variada y exitosa: había elaborado brillantes notas y comentarios para varios álbumes, producido unos cuantos discos y escrito en publicaciones como Down Beat. Artistas de la talla de Duke Ellington, Louis Jordan, Dinah Washington y Count Basie interpretaban sus composiciones.

En 1952, Jutta se trasladó a Fráncfort junto con el saxofonista Hans Koller. Los clubes del ejército estadounidense ofrecían a los jóvenes músicos de jazz de esta ciudad oportunidades para actuar y, por tanto, puestos de trabajo bien remunerados.

Jutta Hipp and Her Quintet

Temas grabados el 28 de julio de 1954 en Colonia (Alemania Occidental)

- “Morning Fun”

- “Simone II”

Intérpretes: Jutta Hipp (piano), Emil Mangelsdorff (saxo alto), Joki Freund (saxo tenor), Hans Kresse (bajo), Karl Sanner (batería)

- Don't Worry About Me

Intérpretes: Jutta Hipp (piano), Hans Kresse (bajo), Karl Sanner (batería)

En 1954, durante una gira europea con Billie Holiday, que incluía una parada en Düsseldorf (Alemania Occidental), Leonard Feather fue en busca de Jutta Hipp y la encontró mientras actuaba en el club "Bohème" (Duisburgo)

En 2012, los sellos discográficos Jazzhaus, ASWR Music y ArtHaus Musik publicaron un vinilo con once temas bajo el título Jutta Hipp. The German Recordings 1952-1955. A la vista del éxito de ventas, al año siguiente, ampliaron el
material a dieciocho temas, que se editó en formato CD con el mismo título. Jutta Hipp. The German Recordings 1952-1955.

El CD reunía el material procedente de cuatro sesiones de grabaciones radiofónicas producidas por Joachim Berendt y Dieter Zimmerle. Hipp estaba acompañada por los mejores músicos de jazz activos por entonces en Alemania: los saxofonistas Hans Koller y Joki Freund, el trombonista Albert Mangelsdorff, el guitarrista Attila Zoller, los bajistas Franz “Shorty” Röder y Harry Schell y los baterías Karl Sanner y Rudi Sehring. El álbum contenía un total de dieciocho piezas, en la mayoría standards, y sólo un par de temas originales, uno de Mangelsdorff y otro de Freund.

Hipp toca brillantemente en todas estas canciones y su presencia justifica plenamente el extraordinario estatus de gran revelación del primer jazz alemán. A los standards que se incluyen en el álbum, Hipp les da un enfoque atractivamente peculiar e inserta muchos giros singulares, que hacen que suenen de forma diferente a las versiones interpretadas por músicos estadounidenses. Es como una especie de anuncio del desarrollo del jazz europeo que estallaría sólo unos años más tarde.

Maravillosamente remasterizada, la música suena fresca y vibrante, lo que convierte a este CD, además de una delicia para el oyente, en un importante documento histórico.

…continuará

FMR / 15 abril 2024